martes, 17 de agosto de 2010

MOMENTOS HISTORICOS

BARROCO



El Barroco fue un periodo de la historia en la cultura occidental que produjo obras en el campo de la literatura, la escultura, la pintura, la arquitectura, la danza y la música, y que abarca desde el año 1600 hasta el año 1750 aproximadamente. Se suele situar entre el Renacimiento y el Neoclásico, en una época en la cual la influyente Iglesia Católica europea tuvo que reaccionar contra muchos movimientos revolucionarios culturales que produjeron una nueva ciencia y una religión disidente dentro del propio catolicismo dominante: la Reforma protestante.


Como estilo artístico el barroco surgió a principios del siglo XVII y de Italia se irradió hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término barroco tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, desmesurado e irracional, hasta que posteriormente fue revalorizado a fines de siglo XIX por Jacob Burckhardt y luego por Benedetto Croce y Eugenio d'Ors.


La palabra barroco fue inventada por críticos posteriores, más que por los practicantes de las artes en el siglo XVII y principios de siglo XVIII, es decir, los artistas que plasmaban dicho estilo. Proviene de la palabra portuguesa "barroco" (en español sería "barrueco"), que significa "perla de forma irregular", o "joya falsa". Una palabra antigua similar, "barlocco" o "brillocco", es usada en el dialecto romano con el mismo sentido. También se le llama "barro-coco". Todas ellas significan lo mismo. Otro interpretación lo deriva del sustantivo "Baroco", usado en tono sarcástico y polémico para indicar un modo de razonar artificioso y pedante. En ambos casos el término expresa el concepto de artificio confuso e impuro, de engaño, de capricho de la naturaleza, de extravagancia del pensamiento.


El término "barroco" fue después usado con un sentido despectivo, para subrayar el exceso de énfasis y abundancia de ornamentación, a diferencia de la racionalidad más clara y sobria de la Ilustración (siglo XVIII ). Fue finalmente rehabilitado en 1888 por el historiador alemán de arte Heinrich Wölfflin (1864-1945), quién identificó al Barroco como oponente al Renacimiento y como una clase diferente dentro del arte "elaborado".


Figura Obras y características más importantes


Velásquez Diego (1599-1660)
 Es la figura más importante de la pintura barroca española. Algunas de sus obras características de sus años juveniles son sus bodegones con figuras ( El almuerzo, Museo del Ermitage; 1618, La vieja friendo huevos, Col. Cook, en Richmond; 1619, El aguador de Sevilla, Col. Wellington), y sus cuadros de asunto religioso (Cristo en casa de Marta , National Gallery de Londres), que demuestran un profundo estudio del natural, con un esquema compositivo típicamente manierista. Un aspecto del barroquismo del Velásquez joven es su preferencia por la composición de medias figuras Pintó en su primer período madrileño diversos retratos reales ( Felipe IV ) otros retratos (Conde-Duque de Olivares, Hispanic Society), bufones, y cierra el ciclo con la obra maestra de este período, Los borrachos (1628,). Hacia. 1631 señala un gran paso en su pintura: su colorido se enriquece con un color más suntuoso, modelando más con coloresque con las sombras. Esta segunda etapa madrileña es abundante en obras: cuadros religiosos ( Cristo después de la flagelación; 1641-43, Santos ermitaños1641-43, Coronación de la Virgen, ), retratos reales (1632, Príncipe Baltasar Carlos; 1632-34, Felipe IV, Isabel de Borbón, etc.), retratos ecuestres (Felipe IV, ; Príncipe Baltasar Carlos), otros retratos (Conde-Duque de Olivares, a caballo , ; Duque de Módena, Módena; Diego del Corral, Pablillos) y grandes composiciones (1635, Rendición de Breda, ). Los retratos de estos años (1651-60) demuestran la madurez que ha alcanzado su arte, en el que domina el problema de la representación atmosférica y de la luz (infanta María Teresa; la reina Doña Mariana; infanta Margarita, Viena; Felipe IV, etc.). De este período son sus mejores composiciones, la Venus del espejo (h. 1651,), Las Meninas (1656) y Las Hilanderas (h. 1657-59), sin duda la obra de mayor complejidad en elementos y sentido compositivo.


Francisco de Zurbarán


(1598-1664) Una de sus obras maestras fue Cristo crucificado (1627). El convento de la Merced Calzada le encargó (1628) una extensa obra cíclica sobre la vida de San Pedro Nolasco; del mismo año es el San Serapio, para el mismo convento (Wadsworth Atheneum, Hardford), así como una serie de retratos de doctores de la Orden mercedaria ( Fray Jerónimo Pérez, Fray Hernando de Santiago, etc).


Inició su período de plenitud con el ciclo pintado para la iglesia del Colegio de San Buenaventura en Sevilla (1629). Es una época de acentuado tenebrismo y de composiciones monumentales (1630, Visión de San Alonso Rodríguez, Academia de San Fernando; 1631, Niño Jesús con la corona de espinas, en la que demuestra su habilidad para dibujar cuerpos humanos, 1631, Triunfo de Santo Tomás de Aquino, 1633, ciclo de los apóstoles,; 1633, Bodegón de la colección Contini,). En 1634 hizo su primer viaje a Madrid para decorar parte del salón de Reinos ( Fuerzas de Hércules, Socorro de Cádiz, y Expulsión de los holandeses de la isla de San Martín, hoy perdido),. Entre 1636 y 1639 ejecutó los ciclos monásticos de la cartuja de Jerez y los del monasterio de Guadalupe. En 1642 pintó el Sueño de San José. De 1653 es la Virgen con los Santos Niños Hasta su muerte, produjo obras de cierta homogeneidad y gran lirismo (1659, Virgen con Niño y San Francisco orante; 1661, Inmaculada de Budapest, Cristo de Jadraque, Virgen con Santos Niños,en Bilbao). Muchas de sus obras demuestran la riqueza de calidez de colores, siendo notables las gamas de los blancos y rojos oscuros.

Murillo, Bartolomé Esteban (1617-1682)
En 1645 consiguió el primer éxito con sus once cuadros para el convento de franciscanos de Sevilla, que reflejan influencias de Ribera, Velázquez y Zurbarán; a este grupo pertenece el San Diego de Alcaládando de comer a los pobres, falto aún de la delicadeza vaporosa de sus obras más avanzadas; en cambio, en otra de estas pinturas, La cocina de los ángeles , la personalidad de Murillo se muestra ya formada, la composición se hace más libre y la luz más cálida.El período mejor y de más calidad es el comprendido entre 1650 y 1660, en el que su estilo muestra una gradual suavización. Entre 1660 y 1670 las formas se hicieron más atormentadas, la pincelada más viva y amplia, recordando en muchos cuadros a Rembrandt (cuadros de Santa María la Blanca). Entre 1670 y 1674 ejecutó para la iglesia de la Caridad otra serie capital de pinturas (San Juan de Dios, Santa Isabel de Hungría, Milagro de los panes y de los peces ).Fue el pintor de la Inmaculada Concepción una de sus facetas magistrales la constituyó la pintura de género, estampas de fuerte naturalismo, por las que desfila toda unas galería de pícaros, mendigos y pilluelos, protagonistas de la novela picaresca española del s. XVII: Pícaros comiendo melón, Los niños fruteros (ambos en el Museo de Munich), Mendigo etc. En general, la pintura de Murillo refleja el matiz optimista y bondadoso de la religiosidad española del s. XVII, en especial de la devoción popular.


Poussin, Nicolas (1598-1665).
 Fue el iniciador del neoclasicismoen su país (Francia) y uno de los más importantes pintores de la época. La pintura de su primera época parisina denota en el alargamiento de sus formas la influencia de la escuela de Fontainebleau. De estos primeros años en Roma datan Muerte de Germánico (h. 1630), que manifiesta la especialidad de Rafael; El triunfo de David, que recuerda las formas arquitectónicas de Tiziano, y Eco y Narciso, con el trato de la luz característico de Tiziano. Además de temas de mitología e historia, pintó también otros sacados de las Sagradas Escrituras: Matanza de los Inocentes y Toma de Jerusalén. Pintó también El Martirio de San Erasmo, esta obra sorprende por la luminosidad de sus colores y la portentosa composición.


En 1640 Luis XIII le llamó a París y fue nombrado primer pintor de la corte; a los dos años regresó a Roma, donde había dejado a su esposa. Esta segunda época romana es la de sus triunfos. De ella datan, entre otros lienzos, Moisés salvado de las aguas, Los pastores de la Arcadia (ambos en el Louvre) y sus característicos episodios bíblicos o de la historia antigua: (San Matías y el Ángel Berlín), Paisaje con Polifemo (Leningrado), Las cuatro estaciones (Louvre).

Rembrandt, Harmenszoon van Rijn


(1606-1669). Pintor, dibujante y grabador holandés. Comenzó por pintar escenas de la Biblia y asuntos históricos de estilo tradicional (La lapidación de San Esteban, 1625; San Pablo en prisión, 1627), obras en que los contrastes de luz y sombra no buscan idealizar las figuras, sino hacerlas reales; a partir de 1630 formuló sus ideas con mayor precisión, y los asuntos bíblicos, históricos y mitológicos fueron dejando paso al estudio del retrato ( La presentación en el templo, 1631), en el que introdujo mayor número de personajes, subordinados, sin embargo, al tema principal mediante una dramática distribuciónde efectos de luz y sombra. Interesado desde un principio por el estudio del rostro, pintó muchísimos autorretratos a lo largo de toda su vida.


En 1632 dejó Leyden, para instalarse en Amsterdam, donde comenzó la época de mayores éxitos (1632-36). Entre ellos hay que destacar La lección de anatomía del Dr. Tulp (1632; Museo de La Haya), Saskia como Flora (1634; Museo del Ermitage, Leningrado) y Tobías curado por su hijo (1636; Galería del Estado, Stuttgart).


A partir de 1636 comenzó a interesarse por el paisaje (Paisaje con un puente de piedra, 1636), por el cielo tormentoso y los huidizos rayos de sol. El cuadro que centra la evolución del período comprendido entre 1636 y 1642 es Ronda de noche (1642; Rijksmuseum), que se caracteriza por la fuerza dinámica del color.


Los temas bíblicos son raros, especialmente a partir de 1640, cuando manifestó un interés creciente por los temas arquitectónicos (La Sagrada Familia de la cortina, 1646), aunque en ocasiones vuelve a su estilo primero (Mujer cogida en adulterio, 1644); por otra parte, le atrae especialmente la infancia de Jesús (Adoración de los pastores, 1646). Entre los desnudos cabe destacar como más monumental e italianizante el de Betsabé (1654;). Se concentró cada vez más en el estudio del rostro y las manos, dejando que el resto del personaje sirviera de fondo o para acentuar el carácter.


Otras obras importantes son: Toro despellejado (1655; Louvre), Los síndicos (1662; Rijksmuseum), La novia judía (h. 1665; Rijksmuseum) y El hijo pródigo (1667). Como géneros independientes el artista cultivó el dibujo y el grabado, en los que alcanzó grandes logros expresivos. Realizó unos 1.400 dibujos y alrededor de 400 grabados. Fue el primer pintor holandés que rompió la influencia de la pintura italiana en los Países Bajos, si bien sus contemporáneos no llegaron a comprenderle y su arte no fue valorado mayoritariamente hasta el s. XIX.


Caravaggio, Michelangelo Merisi


(1573-1610) Pintor italiano. En su obra se distinguen tres períodos: obras realizadas durante su formación romana, en las que se advierte un acentuado realismo ajeno por completo al movimiento manierista (Baco, Uffizi, Florencia; San Juan Bautista, Joven con cesta de frutas, Galería Borghese, Roma).


Un segundo período representado por su primer grupo de obras importantes, Historias de San Mateo, con las que decoró la capilla Contarelli, en San Luigi dei Francesi (1598-1600), y en las que se hace patente un cambio de estilo y una gran preocupación por los problemas de la luz.


El tercer momento está representado por sus obras esencialmente tenebristas, en las que la luz se proyecta sobre la forma con violencia, consiguiendo un contraste brusco e intenso. Caravaggio inició una de las grandes conquistas del arte barroco. Entre las obras de su último período sobresalen: Conversión de San Pablo, Crucifixión de San Juan (Santa Maria del Popolo), Santo Entierro (entierro de Cristo)esta pintura pertenece al estilo negro de Carabaggio, con lo cual pretende realizar un drama escénico recurriendo a fondos oscuros y resaltando al máximo los blancos y los negros, valorizando únicamente las zonas esenciales del lienzo (Pinacoteca Vaticana) y Muerte de la Virgen (Louvre, París).


La influencia del tenebrismo y del naturalismo caravagiescos en el s. XVII fue extraordinaria no sólo en Italia, sino en toda Europa.

 




 
Sor Juana Inés de la Cruz; pintado por Miguel Cabrera, 1751; INAH, Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, la Ciudad de México
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ROCOCÓ



El Rococó es un movimiento artístico nacido en Francia, que se desarrolla de forma progresiva entre los años 1730 y 1770.


El Rococó se define por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros. Predominan las formas inspiradas en la naturaleza, en la mitología, en la belleza de los cuerpos desnudos, en el arte oriental y especialmente en los temas galantes y amorosos. Es un arte básicamente mundano, sin influencias religiosas, que trata temas de la vida diaria y de las relaciones humanas. Es un estilo que busca reflejar lo que es agradable, refinado, exótico y sensual.


CONTEXTO HISTORICO Y SOCIAL


Su precedente se sitúa en los inicios del siglo XVIII coincidiendo con la regencia de Felipe de Orleans, cuando empezaron los tímidos cambios que anunciaban el final del estilo tardo barroco y su evolución hacia la expresión de un gusto más contemporáneo, independiente y hedonista, contrapuesto al arte oficial, inflexible y ostentoso del reinado de Luis XIV. La transición del Rococó, también conocido como el «estilo Luis XV», a nuevas formas y expresiones artísticas, empezó hacia el 1720. Las excavaciones entre 1738 y 1748 de Pompeya y Herculano y su divulgación despertaron una verdadera fascinación por el «gusto a la griega», embrión del que, una vez consolidado, conoceríamos como Neoclasicismo y que coincide con el reinado de Luis XVI.


Este estilo, llamado en su tiempo «del gusto moderno», fue despreciado por sus críticos y detractores neoclasicistas con la palabra Rococó, que es una composición de «rocaille» (piedra) y «coquille» (concha marina), puesto que en los primeros diseños del nuevo estilo aparecían formas irregulares inspiradas en rocas marinas, algas y conchas. Otras versiones buscan el origen en rocaille, un tipo de ornamentación de los decoradores de grutas de los jardines barrocos y que se distinguía por su profuso ensortijamiento. A pesar de la intención peyorativa de esta denominación, que pocos historiadores actuales todavía apoyan, el Rococó es un ejemplo de cómo el arte es la inmediata expresión de la vida social y de cómo un estilo se hace a medida del individuo, de cómo las viviendas y los objetos se diseñan para los hombres y no sólo para dioses y monarcas.


El estilo se expresa sobre todo en la pintura, la decoración, el mobiliario, la moda y en el diseño y producción de objetos. Su presencia en la arquitectura y la escultura es menor, puesto que su ámbito natural van a ser, fundamentalmente, los señores interiores y en menor grado las composiciones monumentales.


DEL BARROCO AL ROCOCÓ


Durante el reinado de Luis XV, la vida de la corte se mantiene en el palacio de Versalles, extendiendo el cambio artístico del palacio real y permiten su difusión a toda la alta sociedad francesa. La delicadeza y la alegría de los motivos Rococó han sido vistos a menudo como una reacción a los excesos del régimen de Luis XIV.


Si lo Barroco estaba al servicio del poder absolutista, el Rococó está al servicio de la aristocracia y la burguesía. El artista deja de ser un servidor del poder y trabaja con más libertad y se inicia el mercado del arte. El Rococó se presenta como un arte al servicio de la comodidad, el lujo y la fiesta. Las escenas de su pintura recogen este nuevo estilo de vida.


Con respecto a la vertiente social, se inicia un cambio en el papel de la mujer, que se convierte en organizadora de reuniones para hablar de literatura, política, juegos de ingenio o para bailar. Este entorno de alta actividad social dentro la alta burguesía es el lugar adecuado para que los artistas se promocionen y hagan clientes. Los motivos del Rococó buscan reproducir el sentimiento típico de la vida aristocrática, libre de preocupaciones, o de novela ligera, más que batallas heroicas o figuras religiosas.


Balthasar Neumann and Others. Kaisersaal, the Residenz. Weisburg, Germany. 1719-1744.
 
 
 
 
 
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
ROMANTISISMO



El Romanticismo es un movimiento cultural y político originado en Alemania y en el Reino Unido a finales del siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra el racionalismo de la Ilustración y el Clasicismo, confiriendo prioridad a los sentimientos. Su característica fundamental es la ruptura con la tradición clasicista basada en un conjunto de reglas estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda constante, por eso es que su rasgo revolucionario es incuestionable. Debido a que el romanticismo es una manera de sentir y concebir la naturaleza, la vida y al hombre mismo es que se presenta de manera distinta y particular en cada país donde se desarrolla; incluso dentro de una misma nación se desarrollan distintas tendencias proyectándose también en todas las artes.


Se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX, extendiéndose desde Inglaterra a Alemania hasta llegar a países como Francia, Italia, Argentina, España, México, etc. Su vertiente literaria se fragmentaría posteriormente en diversas corrientes, como el Parnasianismo, el Simbolismo, el Decadentismo o el Prerrafaelismo, reunidas en la denominación general de Posromanticismo, una derivación del cual fue el llamado Modernismo hispanoamericano. Tuvo fundamentales aportes en los campos de la literatura, la pintura y la música. Posteriormente, una de las corrientes vanguardistas del siglo XX, el Surrealismo, llevó al extremo los postulados románticos de la exaltación del yo.


CARACTERÍSTICAS


El Romanticismo es una reacción contra el espíritu racional y crítico de la Ilustración y el Clasicismo, y favorecía, ante todo:


• La conciencia del Yo como entidad autónoma y, frente a la universalidad de la razón dieciochesca, dotada de capacidades variables e individuales como la fantasía y el sentimiento.


• La primacía del Genio creador de un Universo propio, el poeta como demiurgo.


• Valoración de lo diferente frente a lo común lo que lleva una fuerte tendencia nacionalista.


• El liberalismo frente al despotismo ilustrado.


• La de la originalidad frente a la tradición clasicista y la adecuación a los cánones. Cada hombre debe mostrar lo que le hace único.


• La de la creatividad frente a la imitación neoclásica.


• La de la obra imperfecta, inacabada y abierta frente a la obra perfecta, concluida y cerrada.


Es propio de este movimiento un gran aprecio de lo personal, un subjetivismo e individualismo absoluto, un culto al yo fundamental y al carácter nacional o Volksgeist, frente a la universalidad y sociabilidad de la Ilustración en el siglo XVIII; en ese sentido los héroes románticos son, con frecuencia, prototipos de rebeldía (Don Juan, el pirata, Prometeo) y los autores románticos quebrantan cualquier normativa o tradición cultural que ahogue su libertad, como por ejemplo las tres unidades aristotélicas (acción, tiempo y lugar) y la de estilo (mezclando prosa y verso y utilizando polimetría en el teatro), o revolucionando la métrica y volviendo a rimas más libres y populares como la asonante. Igualmente, una renovación de temas y ambientes, y, por contraste al Siglo de las Luces (Ilustración), prefieren los ambientes nocturnos y luctuosos, los lugares sórdidos y ruinosos (siniestrismo); venerando y buscando tanto las historias fantásticas como la superstición, que los ilustrados y neoclásicos ridiculizaban.


Un aspecto del influjo del nuevo espíritu romántico y su cultivo de lo diferencial es el auge que tomaron el estudio de la literatura popular (romances o baladas anónimas, cuentos tradicionales, coplas, refranes) y de las literaturas en lenguas regionales durante este periodo: la gaélica, la escocesa, la provenzal, la bretona, la catalana, la gallega, la vasca... Este auge de lo nacional y del nacionalismo fue una reacción a la cultura francesa del siglo XVIII, de espíritu clásico y universalista, difundida por toda Europa mediante Napoleón.


El Romanticismo se expandió también y renovó y enriqueció el limitado lenguaje y estilo del Neoclasicismo dando entrada a lo exótico y lo extravagante, buscando nuevas combinaciones métricas y flexibilizando las antiguas o buscando en culturas bárbaras y exóticas o en la Edad Media, en vez de en Grecia o Roma, su inspiración.


Frente a la afirmación de lo racional, irrumpió la exaltación de lo instintivo y sentimental. «La belleza es verdad». También representó el deseo de libertad del individuo, de las pasiones y de los instintos que presenta el «yo», subjetivismo e imposición del sentimiento sobre la razón. En consonancia con lo anterior, y frente a los neoclásicos, se produjo una mayor valoración de todo lo relacionado con la Edad Media, frente a otras épocas históricas.



 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
REALISMO



El realismo surge después de la revolución francesa de 1848. Manifiesta una reacción contra el idealismo romántico y expresa el gusto por la democracia, mas no produce un estilo arquitectónico propio y se expresa escasamente en una escultura crítica y social. Su lengua es fundamentalmente la pintura, con temas de la vida cotidiana. Pintura realista en preparación


ARTE REALISMO


Cronológicamente este movimiento sigue al Romanticismo. Aparece en Francia hacia 1948 y se extiende aproximadamente hasta 1870. Se opone a todo lo artificioso e indeterminado y traduce la realidad como única verdad del hombre y del mundo, sin falsas representaciones. Por eso, sus temas preferidos son los retratos, en su actitud natural, sin poses estudiadas, la gente en su trabajo, al aire libre. Los artistas se basan fundamentalmente en la observación, y plasman no sólo lo bello, sino también lo feo y revulsivo. De la observación minuciosa surgió la caricatura que experimentó un gran apogeo y esplendor, en la que aparece, como componente la ironía.


El vocablo realismo, muy impreciso en su significado y utilización a través de los siglos presenta contenidos contradictorios. Se le atribuye casi con exclusividad el objetivo de indicar un período en el cual el arte tiende a ser objetivo en sus representaciones y referencias. Es decir, marca la diferencia entre realidad e ilusión, entre realidad y ficción, sin olvidar la fuerza que tiene esta última en nuestras realizaciones.


Este movimiento cobró importancia con Honoré Daumier y Gustavo Doré, siendo con justicia el más destacado de los pintores realistas Gustave Courbert, cuyos pinceles se deslizan en más de una ocasión hacia un sensualismo que deriva en erotismo. Sus obras más significativas son: Entierro de Ormans, Bonjour, M. Courbet, Señoritas a la orilla del Sena...


Fue Courbert, en una carta remitida a un periódico, el que definió su propia pintura..."Soy un Realista, porque ser realista significa ser el amigo sincero de la verdad real".


Otro artista destacado del realismo es Juan Francois Millet, que pinta escenas de campo grabadas en su memoria, no tomadas del natural, pero que las dota de gran delicadeza, lirismo y ternura. Sus obras más reconocidas son: El Angelus, Las espigadoras y el hombre del azadón.


 
 
 
 
 
 
 
 Vladimir Kush


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
IMPRESIONISMO



Aunque el término Impresionismo se aplica en diferentes artes como música y literatura, su vertiente más conocida, y aquélla que fue la precursora, es la pintura impresionista. El movimiento plástico impresionista se desarrolló a partir de la segunda mitad del siglo XIX en Europa —principalmente en Francia— caracterizado, a grandes rasgos, por el intento de plasmar la luz (la «impresión» visual) y el instante, sin reparar en la identidad de aquello que la proyectaba. Es decir, si sus antecesores pintaban formas con identidad, los impresionistas pintarán el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo éste. El movimiento fue bautizado por la crítica como Impresionismo con ironía y escepticismo respecto al cuadro de Monet Impresión: sol naciente. Siendo diametralmente opuesto a la pintura metafísica, su importancia es clave en el desarrollo del arte posterior, especialmente del postimpresionismo y las vanguardias.


Édouard Manet


Si hay un autor clave entre los precursores del movimiento impresionista, éste es Édouard Manet. Dos trabajos son esenciales en la comprensión de su influencia sobre el grupo.


En su Desayuno sobre la hierba Manet presenta un bodegón. Pese a que las figuras representadas son humanas, el autor trabaja el cuadro como si fuera una naturaleza muerta. Esto se evidencia por la ausencia de conexión de unos personajes con otros, tres personajes van vestidos mientras que el cuarto está desnudo; las miradas nunca se encuentran aunque haya un personaje hablando y la disposición en primer (cesta y comida), segundo (grupo) y tercer término (mujer en el agua) es meramente compositiva. Este trabajo influenciará a los impresionistas en la desatención del modelo y de la narración.


Por otra parte El bar del Folies-Bergère evidenciará el deseo de tratar los fenómenos lumínicos al introducir un espejo al fondo que refleja toda la profundidad de la sala y las grandes lámparas de araña, iluminación artificial que crea una luz difusa y menos directa y, por tanto, más difícil de pintar, recordándonos a las escenas festivas de Renoir


Corot y la escuela de Barbizon


Los impresionistas habían tenido un precedente en Camille Corot y en la Escuela de Barbizon. Corot tuvo un importante papel en la formulación del Impresionismo, porque renunció a muchos de los recursos formales renacentistas prefiriendo concentrar su atención en espacios más planos, más sencillos y en superficies más luminosas. Y, aunque a diferencia de los impresionistas nunca llegó a fragmentar la luz en sus componentes cromáticos y siempre organizó y simplificó sus formas para conseguir una cierta composición clásica, también usó con frecuencia una elevada clave tonal así como, en términos generales, un frescor y una espontaneidad nuevos en el Salón oficial.


C.MONET .Impresión atardecer.1872
 
 
 
 
 
 
 



 
Manet, Edouard - Le Déjeuner sur l'Herbe (The Picnic)
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
POSIMPRESIONISMO



Posimpresionismo o postimpresionismo1 es un término histórico-artístico que se aplica a los estilos pictóricos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX posteriores al impresionismo. Fue acuñado por el crítico británico Roger Fry con motivo de una exposición de pinturas de Paul Cézanne, Paul Gauguin y Vincent van Gogh que se celebró en Londres en el año 1910. Este término engloba en realidad diversos estilos personales planteándolos como una extensión del impresionismo y a la vez como un rechazo a las limitaciones de éste. Los postimpresionistas continuaron utilizando colores vivos, una aplicación compacta de la pintura, pinceladas distinguibles y temas de la vida real, pero intentaron llevar más emoción y expresión a su pintura.


Aunque los postimpresionistas basaron su obra en el uso del color experimentado por los impresionistas, reaccionaron contra el deseo de reflejar fielmente la naturaleza y presentaron una visión más subjetiva del mundo.


Todos los artistas englobados bajo el término postimpresionismo conocieron y practicaron en algún momento los postulados impresionistas. El impresionismo fue un movimiento pictórico que se desarrolló con fuerza en la segunda mitad del siglo XIX y que rompió los supuestos académicos, sociales y económicos vigentes en el arte. En su momento, supuso una revolución2 y sus obras recibieron fuertes críticas. Al ser rechazados en los circuitos oficiales, el grupo de los pintores impresionistas organizó sus propias exposiciones y mantuvo una cohesión que duró hasta que, décadas después, algunos de ellos alcanzaron cierto reconocimiento. De la disgregación de ese movimiento nació el Postimpresionismo en parte como evolución y en parte como ruptura.


El impresionismo supuso una ruptura de los conceptos dominantes en la pintura y la escultura. Si hasta entonces primaban el estudio racional de la obra, la composición sobre dibujos previos y la claridad de las líneas, los impresionistas abandonaron ese suelo para tratar de captar en sus obras la impresión espontánea, tal como llegaba a sus sentidos. No les importaba tanto el objeto que se quería pintar como la sensación recibida. La sensación fugaz, efímera, difícilmente perceptible y reproducible. Los pintores impresionistas abandonaron los talleres y salieron al exterior. Sus modelos fueron la calle, el edificio, el paisaje, la persona, el hecho pero no en su concepción estática y permanente sino percibidos en ese momento casi único. El pintor impresionista pintaba in situ y terminaba la obra con rapidez. Utilizaba trazos sueltos, cortos y vigorosos. Los objetos y el propio espacio no se delimitaban con líneas síguiendo los cánones renacentistas sino que se formaban en la retina del observador a partir de esos trazos imprecisos. La pintura impresionista descubrió el valor cambiante de la luz y su movimiento, utilizando una rica paleta cromática de la que excluyeron el negro porque el color negro, según decían, no existía en la naturaleza.


Cézanne, Gauguin y Van Gogh


La obra de Cézanne, Gauguin y Van Gogh se caracterizó por un uso expresivo del color y una mayor libertad formal.


Paul Cézanne se interesó por resaltar las cualidades materiales de la pintura, representando seres vivos y paisajes, volúmenes y relaciones entre superficies, como en Pinos y rocas (1895-1898, MoMA, Nueva York). Su interés por las formas geométricas y la luz prismática inherente en la percepción de la naturaleza anticipó los experimentos del cubismo.


Paul Gauguin, en un intento por conseguir la capacidad comunicadora del arte popular, se centró en la representación a base de superficies planas y decorativas, como se aprecia en la obra Calvario bretón (1889, Palacio de Bellas Artes, Bruselas).


Vincent Van Gogh, por su parte, se aproximó a la naturaleza con vigorosas pinceladas coloristas, evocadoras de las emociones internas del artista. Su experimentación subjetiva, ejemplificada en Noche estrellada (1889, MoMA de Nueva York), preludió el expresionismo.

 
Carretera en Auvers tras la lluvia, Vincent Van Gogh, 1890.








 
 
 
 
 
 
Visión tras el sermón, Paul Gaugin, 1888. 
En el Moulin Rouge, Tolouse-Lautrec, 1892-1895.








 
 
 
 
 
 
 Venecia, del plenamente impresionista Claude Monet, 1908.
Jugadores de cartas, Paul Cézanne, 1890
 
 
 
 
 
 
 
 
 
EXPRESIONISMO



El expresionismo fue un movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, que tuvo plasmación en un gran número de campos: artes plásticas, literatura, música, cine, teatro, danza, fotografía, etc. Su primera manifestación fue en el terreno de la pintura, coincidiendo en el tiempo con la aparición del fauvismo francés, hecho que convirtió a ambos movimientos artísticos en los primeros exponentes de las llamadas “vanguardias históricas”. Más que un estilo con características propias comunes fue un movimiento heterogéneo, una actitud y una forma de entender el arte que aglutinó a diversos artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual. Surgido como reacción al impresionismo, frente al naturalismo y el carácter positivista de este movimiento de finales del siglo XIX los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista –la “expresión”– frente a la plasmación de la realidad –la “impresión”–.


El expresionismo suele ser entendido como la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico. Así, a menudo se ha calificado de expresionista la obra de diversos autores como Matthias Grünewald, Pieter Brueghel el Viejo, El Greco o Francisco de Goya. Algunos historiadores, para distinguirlo, escriben “expresionismo” –en minúsculas– como término genérico y “Expresionismo” –en mayúsculas– para el movimiento alemán.1


Con sus colores violentos y su temática de soledad y de miseria, el expresionismo reflejó la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939). Esa amargura provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos –lo morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido–. Intentó reflejar una visión subjetiva, una deformación emocional de la realidad, a través del carácter expresivo de los medios plásticos, que cobraron una significación metafísica, abriendo los sentidos al mundo interior. Entendido como una genuina expresión del alma alemana, su carácter existencialista, su anhelo metafísico y la visión trágica del ser humano en el mundo le hicieron reflejo de una concepción existencial liberada al mundo del espíritu y a la preocupación por la vida y la muerte, concepción que se suele calificar de "nórdica" por asociarse al temperamento que tópicamente se identifica con el estereotipo de los países del norte de Europa. Fiel reflejo de las circunstancias históricas en que se desarrolló, el expresionismo reveló el lado pesimista de la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna, industrializada, se ve alienado, aislado. Así, mediante la distorsión de la realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo e interior.


El expresionismo no fue un movimiento homogéneo, sino de gran diversidad estilística: hay un expresionismo modernista (Munch), fauvista (Rouault), cubista y futurista (Die Brücke), surrealista (Klee), abstracto (Kandinski), etc. Aunque su mayor centro de difusión se dio en Alemania, también se percibe en otros artistas europeos (Modigliani, Chagall, Soutine, Permeke) y americanos (Orozco, Rivera, Siqueiros, Portinari). En Alemania se organizó principalmente en torno a dos grupos: Die Brücke (fundado en 1905), y Der Blaue Reiter (fundado en 1911), aunque hubo algunos artistas no adscritos a ningún grupo. Después de la Primera Guerra Mundial apareció la llamada Nueva Objetividad, que si bien surgió como rechazo al individualismo expresionista defendiendo un carácter más social del arte, su distorsión formal y su colorido intenso les hacen herederos directos de la primera generación expresionista.


El jinete circense (1913), de Ernst Ludwig Kirchner, Pinakothek der Moderne, Múnich.
 
 
 
 
 
 
 
 
Tirol (1914), de Franz Marc, Staatsgalerie Moderner Kunst, Múnich.









 
Ecce homo (1925), de Lovis Corinth, Pinacoteca de Basilea.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 








OPINION PERSONAL
-Mi opinion acera de estos periodos en la historia fueron los determinantes de las culturas que se pueden obvservar hoy en dia.
Gracias a estos hechos que se produjeron en el tiempo podemos ver los grandes avances artisticos con el paso del tiempo, e ir fortaleciando cada vez mas y mas el lado artistico que tenemos cada uno delos seres humanos.
 
 
 
 

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